APUNTES 445 Ni debe olvidarse otra diferencia, tan importante como de trascendentales consecuencias, entre las inversiones particulares y los gastos del Gobierno en obras públicas. La Empresa que se ve incapacitada para hacerles frente a sus compromisos puede declararse en quiebra y ofrecer el pago de parte de la deuda. Los acreedores salen perdiendo, pero a la empresa libre ya de la carga, le es dable rehabilitarse y volver a ser una empresa útil.
La deuda pública, por el contrario, es irrevocable. Si crece hasta el punto de que no puedan pagarse los intereses, el Gobierno no puede decla.
rarse en bancarrota. Su único medio de liquidarla es recurrir al funesto arbitrio de la inflación monetaria. Esto ocurre cuando el Gobierno necesita sumas ingentes y, no pudiendo obtenerlas mediante impuestos ni emisiones de bonos, se ve obligado a pedir préstamos enormes a los bancos. La inflación resultante ayuda a saldar las cuentas en los libros de contabilidad oficial, pero arruina al pueblo. Los precios suben sin cesar rápidamente, y como los salarios no suben en la misma proporción, el salario del trabajador, aunque mayor que antes, tiene cada día menor poder adquisitivo, o valor intrínseco. Millones de personas que viven de su sueldo o jornal o de rentas nominales fijas se ven reducidas a la pobreza y obligadas, por tanto, a privarse de muchos de los artículos de consumo indispensables para e6108 sustento normal de la vida.
Hé ahí la consecuencia inevitable de lo queIBLIOTECA Hitlera NACIONAL