APUNTES 433 pasea triunfante por todo el país, y los libros que más se venden nos deleitan porque son los que más se venden.
Cuando ingresemos en el largo escalafón de las edades prehistóricas, con la edad de piedra, la edad de bronce y otras, que han tenido su apogeo como la nuestra tiene ahora el suyo, sin duda se apellidará ésta la edad de la química, Pero, si las épocas se apellidasen no según las armas usadas por los hombres ni según los materiales empleados para muebles y utensilios domésticos, sino según los rasgos del espíritu, nuestra edad quizá se llamaría edad de la sensiblería, Poca es la gratitud que debe sentirse por ese grandioso impulso que durante siglo y medio ha estado abriendo el corazón a las necesidades y miserias ajenas. Esta actitud, este nuevo discernimiento de las angustias del prójimo, esta pe.
netración del desvalimiento de otros seres huma.
nos, esta tendencia a ayudar, a socorrer, es casi tan ilimitada y tan variada como la vida misma.
Esta extensión del interés de cada cual más allá de los límites de su propio sér, esta capacidad de ponerse en lugar de otro, es el signo descollante de nuestro progreso. Sin embargo, hay razón para temer este extremo; quizá tánta como para temer el opuesto, Todos los grandes dones envuelven peligros.
La simpatía es casi lo más bello del mundo, pero también lo más peligroso, y debe guardarse