428 APUNTES hermano mayor ya se había incorporado a la empresa industrial paterna, de modo que no había ninguna clase de prisa para el segundo. Al fin y al cabo sólo se trataba de asegurar al honor de la familia un título de doctor, no importaba cuál. Y, cosa extraña, la elección me era a mí no menos indiferente. Nin.
guna de las carreras profesionales enseñadas me in.
teresaba en sí, puesto que hacía tiempo ya que había entregado mi alma a la literatura, y además abri.
gaba una desconfianza secreta contra toda actividad académica, que aun hoy no ha desaparecido. El axioma de Emerson, según el cual los buenos libros reemplazan a la mejor Universidad, ha conservado para mi intergiversable validez y aun ahora estoy convencido de que se puede llegar a ser un excelente filó.
sofo, un historiador, un filólogo, un hombre de leyes o lo que sea, sin haber jamás frecuentado una Universidad, y ni siquiera un Gimnasio. En la vida práctica he comprobado infinidad de veces que muchos anticuarios están mejor informados que los catedráticos, de su materia; los vendedores de objetos de arte, mejor que los investigadores de arte, y que una gran parte de las sugestiones y descubrimientos esen.
ciales en todas las materias es debida a legos, Por muy práctico, conveniente y saludable que el método académico resulte para el talento mediano, me parece superfluo para las naturalezas individualmente creadoras, en las que hasta puede tener el efecto de una