APUNTES 389 do por una mujer, pero nunca ha resonado en nuestros oídos un grito tan desgarrador como su Gretchen am Spinnrad; ninguna resignación más conmovedora que su Mignon, ninguna canción de amor más dulce que su Ständchen. Tenía treinta y un años cuando murió. tan miserablemente pobre como habia vivido!
El que había escrito An die Musik ni siquiera tenía piano propio! Después de la muerte, todo cuanto de terrestre poseía, los vestidos, los pocos libros y la cama, fue vendido en subasta por sesenta y tres florines. En una maleta destrozada, debajo del lecho, fueron encontradas una veintena de canciones inmortales, de un valor superior a todo el oro de los Rotschild, en la Viena donde el vivió y murió.
16 Le pregunté si no querría cantarme una cancioncita antes de marcharse, que ningún otro canto de pájaro me gustaba como el suyo; me respondió que no tenía tiempo; le corria mucha prisa volver a Suecia para anunciar la llegada de la primavera. Du.
rante más de una semana, las notas aflautadas del Chamariz dorado han sonado en mi jardín. El otro día vi a su esposa escondida en un arbusto de laurel Hoy he visto su nido, una maravilla de arquitectura pajaril. Había también un gran batir de alas y un dulce murmullo de pájaros en la espesura del romero, junto a la capilla. Me hice el desentendido, pero es.
taba seguro de que era algún flirt, y me pregunté