384 APUNTES lito de lesa majestad. El mismo Charcot se ponía furioso con sólo oír el nombre del profesor Berheim.
Un artículo mío en la Gazette des Hôpitaux, inspirado en mi últinia visita a Nancy, fue enseñado al Maes.
tro por uno de sus ayudantes que me odiaba cordialmente. Durante varios dias, Charcot pareció ignorar del todo mi presencia. Después apareció en el Figaro un violento artículo bajo el seudónimo de Ignotus uno de los principales periodistas de París denunciando aquellas demostraciones de hipnotismo en público como espectáculos ridículos y peligrosos, de ningún valor científico, indignos del gran Maestro de la Salpêtrière. Estaba yo presente cuando enseñaron ese artículo a Charcot durante su visita matutina; me quedé estupefacto ante su resentimiento contra un simple articulo de periódico, al que crei no daria importancia. Había mucha envidia entre sus discípulos, y a mi se me reservaba una gran parte. No sé de quién partió la mentira, pero pronto supe con horror que corrían voces de que Ignotus había sabido por mi lo más dañoso de su información. Charcot no me dijo una palabra, pero, desde aquel día, variaron sus acostumbradas maneras cordiales hacia mi. Vino luégo el golpe, uno de los más amargos que he recibido en mi vida. El destino había preparado la train.
pa y, con mi habitual loca temeridad, cai en ella.
13 Las famosas representaciones en el escenario