APUNTES 371 os tranquilos ojos de un San Bernardo o de un viejo mastin. La inteligencia de los perros es proverbial; pero hay grandes diferencias de grado, ya visibles en los cachorros apenas abren los ojos. Hay también canes tontos, pero la proporción es mucho menor que en los hombres. Es fácil comprender al perro y aprender a leer sus pensamientos. El perro no puede fingir, no puede engañar, no puede mentir, porque no puede hablar. El perro es un santo. Es sincero y honrado por naturaleza. Si en casos excepcionales aparece en un perro cualquier estigma de pecado hereditario, propio de sus antepasados silvestres, que habían de confiarse a la astucia en su lucha por la existencia, esos estigmas desaparecerán en cuanto la experiencia le haya enseñado que puede fiarse de los honrados y justos tratamientos que le demos. Un perro admite gustoso la superioridad que tiene sobre él su amo, acepta como definitivas sus decisiones; pero contrariamente a lo que creen muchos apasionados, no se considera esclavo, su sumisión es voluntaria y quiere que se respeten sus pequeños derechos. Mira al amo como a su rey, casi como a su Dios; espera que su dios sea severo en caso necesario, pero también que sea justo. Sabe que su dios puede leer sus pensamientos y que es inútil intentar ocultárselos. Puede leer él los pensamientos de su dios? Lo pue.
de, seguramente. La Sociedad de Investigaciones Psicológicas dirá lo que quiera, pero la telepatia en.