APUNTES 369 va enfermedad para satisfacer la demanda general Entonces la Facultad se mostró a su altura y lanzóse al mercado un nuevo mal, una palabra acuñada, una verdadera moneda de oro; la COLITIS! Era una enfermedad conveniente, al abrigo del bisturí del cirujano, adaptable a todos los gustos. Nadie sabía cuándo ve.
nia ni cuando se iba.
Uno de mis últimos casos de apendicitis creo que fue la Condesa X, que vino a consultarme re.
comendada por Charcot, según dijo ella. Charcot me mandaba de vez en cuando enfermos. Yo como es natural, anhelaba hacer cuanto pudiera por ella, aunque no hubiera sido tan hermosa. Miraba al joven oráculo con mal disimulada decepción en sus grandes ojos, y decía que quería hablar con Monsieur le Doc.
teur lui même, no con su ayudante este era el primer saludo que estaba yo acostumbrado a recibir de cada nuevo enfermo. Al principio no sabía ella si tenía apendicitis, y también le ocurría lo propio a Monsieur le Docteur lui même; mas no tardó en estar segura de tenerla, ni yo en estarlo de que no la tenía. Cuando se lo dije, con cierta brusquedad, se alteró mucho.
El profesor Charcot le había dicho que yo descubri.
ria seguramente lo que tuviera y la ayudaría; y en vez de eso. Rompió a llorar y yo lo lamenté mucho. Qué es lo que tengo? sollozó, tendiendo las manos vacías hacia mi, con un ademán desesperado.