368 APUNTES Frère Antoine, que venía todos los domingos al hospital para tocar el órgano en la capilla, era un particular amigo mío. Era la única ocasión que tenía yo de oir música en aquellos días. casi nunca la desperdiciaba, pues me gusta mucho la música. Aunque no podía ver a las Hermanas que cantaban junto al altar, reconoci la voz clara y pura de Soeur Phi.
lomène. Precisamente la víspera de Navidad, Frère Antoine cogic un gran resfriado y en la sala de Sainte Claire susurrábase de lecho en lecho, con gran misterio, que después de una larga consulta entre la Madre Superiora y el anciano sacerdote, se me permitiría ocupar su puesto en el órgano para salvar la situación.
Tenía otra ocasión de oír música en aquellos días: cuando el pobre viejo Don Gaetano venia dos veces por semana, a tocar para mi su gastado organillo bajo el balcón del Hôtel de Avenir. Su pieza fuerte era el Miserere del Trovador, la vieja y me.
lancólica aria armonizaba muy bien con él y con su mona, medio helada de frío, que se agazapaba sobre el organillo vestida con su casaca de un rojo gari.
baldino: Ah che la morte ognora tarda nel venir! Muy pronto fue evidente que las apendicitis pa.
saban de moda y que era preciso descubrir una nue.