APUNTES 365 los vivos con sus ilusiones. Un crítico ha llamado a La Historia de San Michele una historia de la muerte.
Quizá tenga razón, porque rara vez la muerte abandona mi pensamiento. Non nasce in me pensier che non vi sia dentro scolpita la morte, escribe Miguel Angel a Vasari. He luchado mucho con mi lúgubre colega; siempre derrotado, la he visto destruir, uno tras otro, a todos los que he tratado de salvar. He recordado a algunos en este libro, tal como los he visto sufrir y morir. Era cuanto podía hacer por ellos. Todos eran gente humilde; ninguna cruz marmorea señala sus fosas, y muchos de ellos estaban ya olvidados antes de morir.
desde que Poetas y filósofos que, en sonoros versos y en prosa, saludan como libertadora a la muerte, palidecen a menudo con sólo oír el nombre de esta su mejor amiga. Leopardi, el más grande poeta de la Italia moderna, que deseaba la muerte en exquisitas rimas era muchacho, fue el primero en huir cuando el cólera apareció en Nápoles. Hasta el gran Montaigne, cuyas serenas meditaciones sobre la muerte bastan para inmortalizarle, escapó como una lie.
bre cuando surgió la peste en Burdeos. El extravagante viejo Schopenhauer, el más grande filósofo de nuestro tiempo, que hizo de la negación de la vida la clave de su sistema, interrumpia siempre toda con versación sobre la muerte. Las más sanguinarias now