APUNTES 337 se conmundo interior de sus ideas y voliciones, la razón el remedio de su mal, y no tenta con excusas ni con echar la culpa a esto o a lo otro, Los hombres de este temple saben que llevan en su propio yo la raíz de todos sus conflictos y que si se gobiernan acertadamente hallarán un camino expedito en la vida. nadie se ocultará la rectitud de ánimo de aquel muchacho que le escribió a su padre después de haber perdido un partido de balompié. Nuestros contrincantes descubrieron una brecha enorme en nuestra línea; esa brecha era yo.
Cada vez que triunfamos en un empeño, cada vez que alcanzamos algo por obra de nues.
tra voluntad y de nuestro esfuerzo, nos damos cuenta perfecta de la parte personal que hemos tenido en el éxito. Pues de la misma manera, debemos reconocer nuestra parte de culpa en los fracasos.
Así, pues, lo primero que exige de otros la existencia, para ser acreedores a vivirla con plenitud y dignidad, es que nos enfrentemos a nosotros mismos. Todos somos los forjadores de nuestra propia individualidad. Hay, sin embargo, multitud de hombres que gastan su tiempo y sus energías morales en debatirse contra cuantos factores puedan imaginarse en una situación cualquiera, antes de encarar el tér mino capital del problema.
ellos mismos, nos que son