APUNTES 295 les. Los maestros, por consiguiente, deben abstenerse de reducir la historia a ejercicios mnemo.
técnicos: deben procurar mostrar los sucesos bajo el aspecto de una corriente continua, homogénea a despecho de las contradicciones aparentes, de una corriente en que el pasado subsiste en el presente, y en que el presente contiene en potencia el porvenir; han de procurar probar que el más modesto de los ciudadanos colabora en el cumplimiento de los destinos nacionales y que debe sacar de su mismo papel inconsciente la consciencia de una grave responsabilidad. Cristalizar semejante enseñanza en manuales o en cursos didácticos equivaldría a inmovilizar la vida. Cuando se trata de sugerir más bien que de explicar, de vivificar, más bien que de amueblar las memorias, el maestro debe descender de la cátedra y fundirse en la intimidad de su auditorio.
La sabiduría ática en vano parece estar au.
sente de los programas de todas esas universidades danesas; no hay otras escuelas que recuerden mejor los métodos de enseñanza de los filó.
sofos de Atenas y que apliquen procedimientos más socráticos.
El contacto indispensable a la cooperación intelectual está asegurado por la organización misma de las escuelas populares: todas, sin exe cepción, han adoptado el régimen del internado.
Pero este término que evoca para un francés un