274 APUNTES malas tintas de los actos peores. Un hombre íntegro quedará tal por mucho que abogue; pero una consciencia flaca no se robustecerá con el ejercicio metódico de la abogacía.
Una estadística de los abogados delincuentes podría darnos una mala medida del valor ético de la profesión legal; una medida apenas aproximativa, puesto que el abogado adquiere, mediante el conocimiento de las leyes y procedimientos, una especial habilidad para sustraerse a las penas, aun cometiendo acciones criminales, y la abogacía enseña el modo de perpetrar actos equivalentes a delitos, pero lícitos ante los códigos.
Al abogado por temperamento, que vive en la abogacía y por la abogacía, es prudente no sacarle del templo de Temis para otros oficios. Aun ese templo, el abogado no será nunca, sino por excepción, un hombre verdaderamente grande.
en (Trad. y arreglo: 1901.