APUNTES 273 que sea empleado en su beneficio. Por cierto, no hay otra profesión en la que el hombre sea tan constantemente y tan fuertemente tentado de desviarse del sendero de la integridad. No falta base a la requisitoria del escritor americano contra los abogados. Defender a los peorês bribones, aunque se les conozca, y proteger derechos más que inciertos en daño de pobre gente que está en el buen derecho, no parece la cosa más bella del mundo, ni la mejor escuela de honradez y de carácter. El abogado que acepta cualquier causa bajo el especioso pretexto de que a todos les toca ser defendidos, no es una persona de bien, y la profesión de tal modo ejercida es realmente un feo oficio pervertidor. No obstante, la profesión de abogado exige principalmente en materia penalque se sostenga a personas y derechos de cuyas razones y de cuya justicia se tiene tan poca presunción, que se aceptaría igualmente el cuidado de atacarlas y sostener los derechos opuestos.
La abogacía engendra el hábito de separar mal lo verdadero de lo falso y alienta el cerebro para la defensa de los principios más disparatados. luégo, la costumbre de encontrar para cada falta una excusa, puede producir efectos desfavorables sobre el carácter, atenuando demasiado las