272 APUNTES Se inclina Greene a responder negativamente y sostiene que en América los abogados, como clase, son considerados como no honrados. Si el abo.
gado, dice, llega a saber de hechos o precedentes que podrían mejorar la posición de su adversario, es él la última persona del mundo en descubrirlos. Trata de esconder; y esto no sólo conduce al engaño, sino que es de por sí un engaño.
Ahora, si el engaño es una de las condiciones para vencer, no puede decirse que en el ejercicio de la abogacía hay una norma de conducta moral, si no queremos decir inferior, ciertamente diversa de la que debe gobernarnos en las relaciones de la vida. Desde otro punto de vista, la cuestión puede plantearse así. Puede un abogado tener buen éxito en su profesión siguiendo estrictamente la vía de la integridad y las sugestiones de la consciencia? Supongamos que durante un debate civil o criminal un abogado debe levantarse y renunciar a la defensa de su cliente, porque ha visto claramente que la razón está del otro lado. qué sucedería? Que a poco quedaría sin clientes. El cliente no va donde el abogado a recibir lecciones de ética; necesita encontrar alguien que le haga vencer la causa, y para ello va donde el abogado. Para ganar está dispuesto a agarrarse de todos los ganchos que la ley, bien o mal interpretada, parece presentar; y todo lo que él llamaría en otros casos cavila.
ciones, sofismas, subterfugios y peor, pretende