222 APUNTES que con fina ironía exhorta al cura y a los fe.
ligreses a que entren en el fondo de las ense.
ñanzas de su libro sagrado. No conozco libro alguno que tenga tan pocos lectores. No hay ningún otro tan verdaderamente extraño, herético e impopular. Para los cristiaņos, no menos que para los griegos y los judíos, es una tontería y un tropiezo. En realidad, contiene cosas severas que ningún hombre debe leer en voz alta más de una vez. Buscad primeramente el reino de los cielos. No queráis atesorar para vosotros tesoros en la tierra. Si quieres ser perfecto, vé, vende cuanto tienes y dálo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Porque. qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma. qué cambio dará el hombre por su alma. Yanquis!
ipensad en eso. Pensad en repetir estas cosas en un auditorio de la Nueva Inglaterra. tres veces, cuatro veces, quince veces, hasta que haya tres barriles de sermones. Quién puede leerlos en alta voz sin gazmoñería. Quién puede escucharlos sin hipocresía y sin salirse de la iglesia?
Nunca se leyeron verdaderamente, nunca se escucharon. Que una sola de estas frases se lea bien leída en cualquier púlpito de esta tierra, y en esa iglesia no quedará piedra sobre piedra. Cuando úno entra en un pueblo, la iglesia, no sólo en realidad sino también por aso