Democracy

174 APUNTES ticia. Salido de una línea de agricultores de la Nueva Inglaterra, apegado al suelo, modesto en sus necesidades, de carácter apacible pero independiente, fue el último vocero que la fe primitiva tuvo en la literatura del país, el último eco auténtico de la democracia espiritual del siglo diecisiete.
Esta adhesión deliberada a una causa impopular, esta obediencia tranquila a la voz de la consciencia, fue fruto de la educación cuáquera de Whittier.
Los acontecimientos de otros tiempos se habían conservado frescos en la memoria, transmitidos oralmente de generación a generación, y en el hogar se contaban con frecuencia episodios conmovedores de las viejas persecuciones. Los antecesores de Whittier vivieron en los duros días de la teocracia puritana, aunque, alejados de ella, movidos por un espíritu crítico y el odio de la injusticia; y él estaba de acuerdo con ellos en su calmada desaprobación de lo que la consciencia cuáquera miraba como maldad y en su desobediencia práctica de toda autoridad injusta.
Desde su juventud había estudiado los viejos anales con ahinco y afecto; esos relatos íntimos en que se oye la voz y se ven las costumbres e ideas del pasado, y viendo cuán a menudo la