170 APUNTES debe ofrecerse tal premio a la ambición. Qué tienen de sorprendente la desvergonzada corrup.
ción, la intriga y el sacrificio ruin de los intereses públicos a que se recurre para atrapar el poder y para conservarlo después de atrapado?
No puede haber sombra de duda de que son necesarios grandes cambios sociales para curar este mal, para disminuir, la acumulación del poder. El espíritu del nacionalismo, que consiste en la hostilidad tácita a todos los países menos al nuestro, debe ceder el puesto a sentimientos humanitarios amplios, a una nueva interpretación del espíritu de Cristo. Otra cosa importante es que el cuerpo social comprenda mejor, que el gobierno, por bueno que sea, es un mecanismo, tosco que puede hacer bien sólo en muy pequeña escala y que, cuando es obligado a hacer lo que los individuos deberían hacer por sí mismos, no puede dejar de ser pervertido por el egoísmo y convertido en instrumento de propósitos bajos, o de fracasar por ignorancia en el cumplimiento de su misión. El hombre es demasiado ignorante para gobernar mucho, para formar vastos planes encaminados a regir y regular Estados e imperios. La política humana casi siempre ha estado en pugna con las grandes leyes del bienestar social, y cuanto menos nos sirvamos de ella, tanto mejor. Cuanto menos poder demos al hombre sobre el hombre, tanto mejor librados saldremos.