APUNTES 167 dedica a adoptar un cuerpo de principios para formular su ley fundamental, o constitución, el mecanismo está bien arreglado, y funcionará suficientemente bien si se lo deja como está; pero esta costumbre de cambiar de principios fundamentales cada vez que una facción política necesita adeptos, introduce la tiranía en su peor forma tiranía tan peligrosa para la libertad real como lo es la hipocresía para la religión. Algunos observadores dicen que entre nosotros el respeto de la ley va decayendo y que se está desarrollando la tendencia a poner en el lugar de la ley las opiniones, deseos e intereses de mayorías locales, haciendo que el país esté gobernado por hombres más bien que por principios.
Los principios, siendo eternos, son inmutables, y puesto que emanan de Dios, los hombres por muy de acuerdo que estén, no tienen más de.
recho a cambiarlos que a blasfemar contra el santo nombre de la Divinidad. Todo lo que la libertad política más elevada y completa puede hacer beneficiosamente es aplicar esos principios al bien de la especie humana en el manejo de sus asuntos cotidianos; pero cuando los hombres tratan de reemplazar estas reglas puras y justas con leyes concebidas en el egoísmo y ejecutadas por el poder material de las mayorías, no hacen más que poner de manifiesto la tiranía en su forma popular, en vez de su viejo aspecto de abusos de reyes y aristócratas. Es un error perni