Democracy

APUNTES 163 Cooper estaba siempre en guerra consigo mismo. Sus afiliaciones y su consciencia estaban de punta. Era demasiado partidista para entrar en componendas, y demasiado probo y sensible de consciencia para contentarse con meras apariencias.
Amaba el mundo que iba desapareciendo, y no quería que al descartar el calzón corto se descartasen con él las virtudes de quienes lo llevaron; quería conservar las cosas buenas de antaño para enriquecer y ennoblecer las cosas buenas de hoy, y que la joven democracia aprendiera el decoro de la grave aristocracia que pasaba.
Él era como un caballero provinciano inglés de la vieja escuela convertido en republicano a quien no le gustaban sus compañeros. Tanto lo confundía la nivelación altanera de la democracia.
agreste de la raya como el espíritu explotador de los whigs de la calle Wall. Burlábase de muchas de las innovaciones que surgían, pero era demasiado republicano y se interesaba demasiado en el éxito del republicanismo para no esforzarse seriamente en corregir los defectos del sistema. Quería que el republicanismo permaneciera tan fiel a sus ideales, que el mundo se viese obligado a reconocer su excelencia. No podía limitar sus actividades a celebrar triunfos electorales y gritar vivas con la muchedumbre: creía