APUNTES 29 or hace que me alce del inmundo suelo en donde gimo y me retuerzo y lloro.
Sólo tú sabes mi dolor. Conoces tú solamente mi amargoso llanto; tu sombra es luz que en mi interior destellas.
Soy tuyo, y tuyos son mis vanos gocés.
Escúcha, oh noche, mi amoroso canto y ya que ves de mi dolor las huellas, conviérteme en un eco de tus voces, en un jirón de sombras de tu manto o en una de tus pálidas estrellas. Se ha asegurado que los primeros versos de Julio Flórez fueron unos que se llaman «La Pedrada. No guardo en la memoria el poema «La Pedrada. ni lo tengo a la vista. Sólo recuerdo el argumento.
En una tarde nublada, un niño que juega en la pradera de su casa, arroja una piedra a lo alto. En el mismo momento, por una casualidad, un relámpago rubrica el horizonte y un trueno se oye a lo lejos. El chiquillo, como los salvajes primitivos, concatena el ruido del trueno, el fulgor del relámpago y el hecho de haber arrojado a lo alto la piedra; lleno de susto se refugia en el regazo de su madre y le dice. Escóndeme por Dios, que he roto el Cielo.