APUNTES 415 sabemos que la gloria y la gloriola van del centro a la periferia. Además, su excesiva modestia le impedia publicar lo que escribía, y sigue impidiéndoselo.
Antonio Ferro fue en su juventud muy dado al peregrinaje y todos los pueblos de Boyacá vieron su pergenio bonachón, pues por ellos anduvo en busca de negocios en que se ganaba honradamente la vida y con los cuales aquirió un apacible bienestar.
En una de sus correrías juntose Ferro con el inteligente caballero don Ignacio Borda, conocido con el hipocorístico de «Nacho Borda. Fuéronse los dos por los pueblos de Boyacá, llamados por sus negocios, y el señor Borda que, como Ferro, se hallaba en toda la fuerza de la juventud y tenía su alma en su almario, consiguió una novia en la Villa de Leiva.
Es de saberse que don Nacho Borda poseía y la posee aún, si no se le ha estropeado una bella voz de barítono, y como el Jetón Ferro cantaba tam.
bién muy hermosamente, el mejor medio de cultivar las novias era para ellos agobiarlas a tratamiento de serenatas.
Pues apenas notó el señor Borda que ya estaba flechada la garrida leivana, fuéronse los dos a rematar el flechazo con las correspondientes canciones amorosas.
Ensayáronse bien y apercibidos con su guitarra y su tiple, se situaron muy contentos, cal pie de la reja, en noche de luna.