APUNTES 405 a so to a esto se sumaba que, antaño como hogaño los suscriptores de gorra eran legión. Cuando salía. El Semanario y se lo llevaban a un suscriptor, había en la casa de este un desfile de criadas con recaditos de la vecindad. Que mil expresiones de mi señora Fulana y que cuando acabe de leer la gaceta se la emprieste. Que muchas memorias de mi señora Zutana y que si ya leyó el papel que se lo mande. Que tántas saludes de mi señora Mengana y que le desempreste el papelito, que ella se lo devuelve apenas lo lea.
Por eso Caldas escribía cada vez más deses.
peranzado. Temo mucho que EL SEMANARIO pare por falta de suscriptores, pues no llegan a cincuenta.
Los suscriptores eran menos de cincuenta; pero los lectores eran más de mil. Proporciones guardadas, hoy pasa cosa semejante. Hay gentes que van a las barberías con el exclusivo objeto de leer de gorra los diarios que ha comprado el barbero. hay individuos que en su manía de pedir prestados libros y periódicos, hacen recordar el dístico dialogado de Ricardo Palma: Biblinte cas Mi mujer es un libro, por lo que sabe. Pues présteme ese libro cuando lo acabe.
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