APUNTES 349 y preciosa libertad, y de que con ella el hombre era feliz, prueba para mí una vez más lo inútil y lo absurdo de la actual organización de la sociedad humana, esa monstruosidad que se está haciendo poco a poco por los políticos novísimos para presentarla como la verdadera realidad social del hombre. yo he tenido la ocasión de comprobarlo hoy, al pasar precisamente por esta dura prueba. He visto o, mejor dicho, he experimentado así que no sólo, para atender al factor bruto de la economía, se exige una fuerte suma para cada «visto buenos que se otorga, sino además, para atender a la psicosis de los mandatarios, hay que pasar por un largo y fastidioso interrogatorio. qué digo. por una verdadera confesión. Esto me ha hecho pensar, de pasada, si el hombre no podrá jamás vivir sin un fanatismo. Porque el fanatismo de las nuevas doctrinas económicas, políticas e imperia.
listas se me está presentando ya tan extendido, como el intransigente que practicara la Iglesia ultramontana en siglos pasados. Dónde si no está la diferencia de ambos fanatismos, el religioso del pasado y el político del presente, para aferrarse en instituciones tan inhumanas? En el fondo, pues, lo que quiere dominar a la sociedad de los hombres sigue siendo la misma cosa. Pero vuelvo al tema de lo que estoy experimentando en estos comienzos de mi viaje, y anoto: para tratar de obtener el visto bueno para entrar en