342 APUNTES ya no cuentan para nada. Cómo y por qué se ha llegado a tal estado de cosas, es por otra parte difícil saberlo y explicarlo. Pero, de cualquier manera que sea, hay que admitir en el fondo de este hecho un descenso monstruoso del espíritu. El hombre que hasta hoy había vivido aspirando a disfrutar de la libertad a la cual lė daba justísimo derecho su respeto al derecho de los demás, ya no es más que, o una máquina que vale por su rendimiento, o una ametralladora que cuenta por su eficacia para la matanza, nuevo títere que halan, que tiran las cuerdas rígidas del nuevo monstruo que va siendo ya el Estado moderno, deidad infernal que adoran los nuevos fanáticos de la vida heroica, de las sangrías guerreras de la humanidad, de las conquistas imperiales que se están preparando.
Cierto es. escribo aún después de hacer una pausa sobre las notas anteriores. cierto es también que, para explicar este desafortunado estado de cosas, ahora se apela más que a una relajación de los espíritus, a las consecuencias de la última Gran Guerra, la del conflicto de 1914. sin duda alguna hay razón para apelar a esta causa. Pero, si se mira más en el fondo de las cosas, se ve entonces que esta causa no ha sido más que ocasional, es decir, que ha ocurrido o, mejor aún, concurrido para que se diera el relajamiento que ya había comenzado y que estaba incubando en los espíritus, satu