APUNTES 339 y hechas las consideraciones anteriores que hoy mismo dejo anotadas, pesarosamente llego a la conclusión de que la tierra es ya un planeta donde se está perdiendo por completo la libertad y, con esta pérdida, va degenerando la noción de la dignidad humana. Mas jocosamente en seguida, como para sobreponerme al pesar que este estado de cosas deja en mi ánimo, vengo a preguntarme si en lo futuro se le dejará a la tierra siquiera este nombre de planeta que hasta aquí siempre se le ha dado y que significa, como bien se sabe. errante. Cierto es, me digo en este tono de jocosidad para conmigo mismo, que la tierra, aunque planeta, no se mueve de cualquier manera. Ella obedece a leyes que obran regular y uniformemente en la naturaleza. yo tampoco quisiera que nadie andase, errabundo, en el loco azar de una sociedad anárquica. Nó, lo que quiero es que todo el mundo siga, obedezca a las leyes regulares y uniformes que imponen al hombre un orden y tienden a hacer de éste un ente no sólo natural, sino histórico.
Por eso debe haber una sociedad jurídicamente estatuida, legalmente ordenada. Pero ¡qué distancia la que hay que notar entonces entre estas verdaderas leyes del estado jurídico, legal, y las falsas que están imponiendo los novísimos regimenes de las dictaduras! Esto es lo que yo no puedo admitir y me llena de pesadumbre. Veo por todas partes que, en vez de la legislación