332 PUNTES Tertulias, saledizos, marquesinas, atrios y mentideros tienen como plato principal los donaires de Villafañe, sus retruécanos, sus epigramas, sus decires y sus oportunas salidas.
Cuando estaba de presidente de la república el insigne literato don Marco Fidel Suárez, era edecán de palacio don Tomás Márquez, otro escritor y poeta cuya erudición asume proporciones de sabiduría.
Tomás Márquez es un hombre muy corpulento y usa al menos usaba en aquellos tiempos una melena casi merovingia como la del doctor José Vicente Concha.
Una vez estaba Villafañe departiendo, en uno de los pasillos del palacio presidencial, con el señor Suárez, regocijadamente, pues el ilustre autor de los Sueños de Luciano Pulgar quería y estimaba muchisimo al poeta, y vieron que Márquez pasaba por una de las galerías.
El señor Suárez, al ver a su melenudo edecán, le dijo sonriendo a Tic Tac. Mire, Villafañe, como se parece Tomás al doctor José Vicente Concha, por detrás. Sí, se parece mucho contestó Villafañe. pero se diferencian en el pelo. En el pelo? preguntó el señor Suárez, sorprendido; pero si es en el pelo en lo que más se parecen. No, don Marco. replicó el poeta. En el pelo es en lo que más se diferencian, porque Márquez es peli crespo y Concha es peli groso.
El padre Manrique y los frailes. Era cura de Manta el padre José Angel Manrique, cuando fue aprehendido por don Pablo Morillo, en 1816, pues aquel ingenioso y patriota levita figuraba entre los «peores insurgentes.