304 APUNTES dece a iguales disciplinas morales e intelectuales. No es cierto. Creerlo sería exponerse a las peores sorpresas. Bajo un barniz común se cobijan estructuras fundamentalmente diferentes. El alma alemana, el espíritu alemán, difieren de los nuestros en puntos esenciales.
En lo concerniente al espíritu científico, los recientes estudios de nuestro profundo filósofo Em. BouTROUX, de Em. PICARD, el sabio matemático, y de DUHEM, miembros los tres del Instituto, no dejan incertidumbre sobre las principales características del mecanismo cerebral de los alemanes en comparación con el nuestro. Nada más interesante, nada más instructivo que seguir a tales guías en el examen psíquico de los sabios alemanes, y tocar con el dedo el gran resorte que pone en juego las ideas en aquellos cerebros brutales y poderosos, y discernir las ruedas de su movimiento. Llega úno así a la fuente misma de todas las divergencias que nos separan de los alemanes y ve el origen de todas las perversiones sofisticas que de parte de ellos nos escandalizan y nos indignan. Sentimos mucho no poder detenernos sobre este asunto. Limitémosnos a decir, con Picard y Duhem, que hay una diferencia entre la mentalidad media del hombre de ciencia en Alemania y la del hombre de ciencia de casi todos los otros pueblos, diferencia muy real y perfectamente precisada por los sutiles analistas citados. Viciada en su origen, para la mayor parte de las cabezas alemanas, la investigación científica no ha tardado en corromperse, de camino, al contacto de los intereses materiales. Las instituciones científicas han