APUNTES 283 débiles y menos importantes, de igual modo, y por una ley general análoga, en la sociedad, las necesidades esenciales, aquellas de las cuales depende la existencia y la multiplicación del pueblo, deberán, en el orden natural de las cosas, pasar delante de toda necesidad menos urgente.
En efecto, las dos series de fenómenos tienen su raiz común en la constitución del hombre: es necesario, pues, que sigan la misma marcha.
El particular se procura en primer término el alimento, luego los vestidos y un hogar; arreglado esto, piensa en tomar esposa; si puede hacer más, trata de tener una habitación con tapices, piano, buena bodega, criados, y da banquetes.
La sociedad se desarrolla de un modo semejante: primero se organiza para defenderse contra los enemigos y para conquistar el mayor botin posible; poco a poco nacen las instituciones políticas necesarias para sostener esta primera organización; en seguida, las necesidades en alimentos, en vestidos, en hogar, van aumentando, y se recurre a la división del trabajo; luego, cuando se han cubierto las necesidades de la vida animal, poco a poco, van naciendo la ciencia, la literatura y las artes. No es visible que el orden de sucesión de estos desarrollos es su orden mismo de importancia. No es visible, puesto que cada uno de ellos tiene por causa un concurso de deseos, que deben aparecer según su orden de importancia, en virtud de la ley de correspondencia entre la energía del deseo en el individuo y la utilidad de la acción deseada. No es visible también que este orden será observado más exactamente en la vida de las sociedades que en la del individuo? Porque si en este último las idiosincracias pueden producir turbación, en el cuerpo social se neutralizan.