282 APUNTES Sin embargo, ejemplos muy instructivos se ofrecen a sus miradas. Citemos algunos.
Nadie vió al pronto, en el descubrimiento de Oers.
ted sobre el electro magnetismo, un nuevo medio para detener a los criminales y facilitar el comercio. Nadie esperaba que los caminos de hierro sirviesen para disminuir el precio de los libros; y así es sin embargo. Nadie pensaba, cuando la Asociación de las artes concibió la idea de una exposición industrial internacional, que de ella nacería en Sydenham un palacio hecho para el placer de la vista y la educación de todos los cerebros.
No basta decir que se ha de contar con la fuerza vital de la sociedad para satisfacer poco a poco, espontáneamente, sin ruido, las mayores exigencias; no basta decir que los vacíos serán verdaderamente llenos por los medios naturales, mientras que por los procedimientos artificiales no se harán sino simples revocos. Aún hay más: mientras las necesidades de la sociedad no se satisfagan naturalmente, no serán del todo satisfechas.
Hé ahí, a los ojos de muchas gentes, una paradoja chocante; pero es fácil justificarla: que es lo que en pocas palabras vamos a intentar.
Más atrás queda demostrado que la fuerza creadora y motriz de un aparato social, trátese de admi.
nistración, de comercio o de otra cosa, es siempre una suma de deseos individuales. Como no hay en el individuo acción sin deseo, así, hemos dicho, no puede haber en la sociedad ninguna acción sin un concurso de deseos. estas verdades, añadimos ahora esta otra: Si en un individuo, en virtud de una ley general, los deseos más intensos, los que corresponden a las funciones más esenciales, son satisfechos los primeros, y hasta, si es preciso, a expensas de los deseos más