APUNTES 251 casco y aparejo en los racionales, así como por lastre y por timón y por gente a bordo y brújula o aguja de marear y demás menesteres para navegar en aguas de la vida. como yo era entonces algo poeta en baja prosa corriente gracias a los pocos años y mucha ignorancia de cosas positivas me dejé correr más afuera, como quien dice, hasta engolfarme, comparando y distinguiendo, con pedagógica osadía, todo eso de jarcias y velamen, lastre y aguja de marear, así como gobierno y hábiles tripulantes en nosotros mismos, si oportunamente se nos instruye. finalmente venía, con mi perorata, a parar en que la instrucción, o «superconstrucción» en el hombre como simple casco humano, pide conocimiento elemental de todo ello y fácil manejo acertado de lo mismo, esto es: enseñanza y educación.
Bien entendía yo las cosas a mi modo, y pareció que me comprendía el marqués poeta y ministro, cargado de cejas y aprobante; pero siempre dudé de que quisieran entender del asunto tantas ilustres abuelas, madres y hermanitas de la caterva colegial.
Sólo me informó alguien de que luégo, al salir y tomar sendos coches blasonados, unas a otras se decían. Hija, qué maestro de escuela ése, tan charlatán y flaco y descolorido. Razón tenían, de sobra, las señoras duquesas,