155a 250 APUNTES currencia de señoras y señores, que ponían miedo en el corazón. risa» en los ojos.
Como yo enseñaba Retórica, no extrañé que el Director me encargase, la víspera del gran día, el discurso de tabla. lo hice, naturalmente, con tema pedagógico y apariencias de originalidad, mirando más a lo hermoso que a lo grave del auditorio.
Dije que la «instrucción, propiamente, contiene en sí misma «enseñanza y educación. con petulancia estudiantil, más que profesional pedantería, saqué a colación lo de instruere navem de los romanos, que es «parejar el buque»
o in struere, construir «en. pues efectivamente, construido el casco de la nave, se bota al agua y a bordo se apareja, construyendo algo «en ella. Por supuesto que, ante todo, hay que meter lastre y fondear en seguro, hasta que envergado todo trapo y todo listo, se zafan las amarras y navega la embarcación, bien tripulada y provista de su completo equipo.
Como presidía el acto un poeta, y a la sazón Ministro de Marina el marqués de Molins. movió las cejas no cerúleas como las de Júpiter, sino negras y también célebres ya en letras castellanas en señal de aprobación y aplauso.
Lo cual hubo de caldearme bastante la «máquina oratoria» y, leyendo más de lo que había escrito yo, dije lo que debía entenderse por