240 APUNTES «La América del Norte fue mi lecho, Tidla América del Sur mi cobertor; recliné mi cabeza en el Atlántico y arrullóme al dormir cual dulce cántico, de las brisas del Niagara el rumor. las faldas pisé del Aconcagua y sus rugidos íntimos oí; la lumbre del Pichincha fue mi lumbre aby, como el Dios del Sinaí, en la cumbre del Chimborazo hasta mi planta hundi.
Al ver mis pies y manos descubiertos senti inmensas fruiciones de placer, porque este mundo que Colón soñara y que a Fernando un Papa regalara, sólo a mí no me pudo contener!
De un poeta olvidado. En mis recuerdos infantiles se destacan los versos de don Ricardo Carrasquilla, que mi padre nos leía en las veladas hogareñas, a la luz de una vela de esperma, mientras afuera el viento agitaba los abanicos de las palmeras y susurraba en el follaje de los tamarindos que sombreaban la casa solariega.
Don Ricardo Carrasquilla, cuyo busto adorna una vera del paseo de Colón, fue uno de los