238 APUNTE «Tenía la faz marchita y en su mirada inciertas la angustia se pintaba que el desengaño da; del viejo cementerio gry junto a la humilde puerta del estaba desmayada como muriendo yas.
Algunos periodistas se dijeron: why do. Tiene cementerio? Pues de Julio Flores. Daniel Ortega le quitaron y siguen quitándole, para adjudicársela a Julio Flores, una décima que así rompe. De aquella cartera vieja. ponad a mí, al desventurado de mí, me han quitado y me quitan, para acomodárselos a Julio Flores, unos versuchos de mi lejana adolescencia, sólo porque tienen suicida y buhos y bóvedas. Todo el matalotaje macabro.
Lo que equivale a quitarle a un infeliz labriego una ovejita para regalársela al dueño de la hacienda.
La anécdota que se verá en seguida la publicaron hace algún tiempo unos periódicos de la Costa, poniendo como protagonista a Julio Flores. El mismo autor de los versos que en ella corren, don Vicente Escobar, me los recito, allá por el año de 1910, y la anécdota me la