232 APUNTES a Restrepo su compañero, sonriendo burlonamente.
El interpelado miró con atención el bello solípedo y contestó. Quizá habrá en Medellín un caballo como éste, pero yo no lo conozco, porque no me lo han presentado. luego, poniéndose en pie, agregó. Adiós, me voy antes que pase una iglesia!
in pur si muove. nadie le había pasado por el caletre, en los tiempos coloniales, la idea de que la tierra se mueve, y fue el sabio don José Celestino Mutis quien, a fines del siglo XVIII, tuvo el valor en esos tiempos, avilantez de enseñar y proclamar, en su cátedra de matemáticas del Colegio del Rosario, el entonces herético «e pur si muove. de Galileo. Menudo cisco se armo!
En calles, callejuelas, plazas, plazoletas, esquinas y mentideros se comentaba el caso, se armaban las más peregrinas discusiones, y se sacaba a relucir, como argumento Aquiles, el hecho bíblico de que Josué le había ordenado al sol que se parara, y no se lo había ordenado a la tierra.
Hasta los menestrales le arrimaban en la calle el hombro a la insólita teoría de Copérnico, preconizada por Mutis.