A PUNTES 215 tarea. Es ley de todo cuerpo organizado que, para funcionar bien, necesita un aprendizaje. Es una verdad que el negociante en ciernes debe comenzar por llevar las cartas al correo; que para llegar a ser buen posadero es menester haber sido mozo de posada: es indudable que, para desarrollar el ingenio, es necesario en primer lugar hacerle concebir lo que es identidad y dualidad, en seguida el número, y que sin esto, ni aritmética, ni álgebra, ni cálculo infinitesimal le será accesible; y no es menos cierto que toda parte de un organismo empieza por un estado de extremada sencillez en el que no tiene más que una función insignificante, y que, para llegar a su forma definitiva, pasa por diversas fases, complicándose sin cesar.
Un corazón no es al principio más que un saco que puede contraerse; un cerebro es, en sus comienzos, un ligero ensanchamiento de la cuerda espinal.
Pues bien, esta ley se aplica igualmente a la organización de la sociedad.
Un aparato, para funcionar bien, debe no haber sido hecho con arreglo a un plan preconcebido y ejecutado de un golpe por los legisladores; es menester que haya salido poco a poco de un germen; nada ha de agregársele de nuevo que no haya sido primeramente exigido, luego ensayado por la experiencia; sólo después de esta prueba se puede pensar en una nueva adición, y únicamente por este método de tanteos puédese formar un aparato conveniente.
Un hombre probo recibe dinero en depósito; de ahi, poco a poco, nace todo un vasto sistema de bancos, con sus billetes, sus cheques, sus tratados, sus complicadas transacciones, con su despacho, en fin, de cuentas corrientes, Machos de carga, luégo carricoches, luego coches, luégo vehículos de vapor sobre caminos apropiados; tales son los grados sucesivos