210 APUNTES obsequio, hasta el primer ministro, que encuentra el medio de colocar bien a sus partidarios, no se ven a diario más que ejemplos de tal venalidad, y esto a despecho de la reprobación pública, a despecho de incesantes tentativas para detener el mal.
Como decía en cierta ocasión delante de nosotros un empleado del Estado con veinticinco años de servicio. allí donde entra el Gobierno hay un bribóns, este resultado es inmediato cuando se destruye la relación inmediata que debiera existir entre el trabajo hecho y el salario obtenido.
En los hospitales, en los establecimientos públicos de caridad, en las cajas para difusión de las letras, en las escuelas que tienen una subvención, en todas las instituciones sociales en que el cambio del trabajo con el salario no se hace como es debido, encuéntrase la misma corrupción, que es tanto más profunda cuanto más distanciada es la relación entre el salario y el trabajo.
Luego la corrupción es un hecho necesario en los establecimientos que el Estado gobierna. En los del comercio, por el contrario, se ve muy pocas veces; y estas pocas veces, todavía puede ser remediada, porque el instinto de conservación anda en juego.
Hé ahí muchos y muy notables contrastes, a los cuales hay que añadir este: mientras los cuerpos formados de particulares son emprendedores y amigos del progreso, los cuerpos públicos son inmutables y aun se oponen a todo progreso. Nadie espera que de un cuerpo oficial salgan invenciones. lo que tampoco se debe esperar es verle salir de su rutina maquinal para aceptår mejoras, desde el momento en que tal cambio le costaría un gran esfuerzo de inteligencia y de voluntad, y esto sin esperanza de provecho. este cuerpo no es sólo amigo del reposo; resiste