APUNTES 209 circula a cada latido de su corazón y que cambian como ella cambia.
Toda administración oficial se corrompe: esto es inevitable, todos lo sabemos. No las rodea ese preservativo que se llama la competencia; para vivir no tienen necesidad, como las instituciones privadas y sin subvención, de mantenerse en perfecto estado de salud.
Así es que todos los establecimientos hijos de una ley caen en la inercia y la plétora; y la enfermedad no está entonces lejos. Los salarios se distribuyen sin tener en cuenta la actividad gastada en el cumplimiento de las obligaciones; lo son asimismo aun después de cesar completamente la función; acaban por servir de dotación los ociosos bien nacidos; son un estímulo al perjurio, a la corrupción, a la simonía. Son elegidos los directores de las Indias orientales por su habilidad en la administración? Nó: compran los votos con promesas; venden de antemano su protección, y ni el vendedor ni el comprador piensan por un instante en el bien de cien millones de hombres.
Los notarios no se contentan con ganar muchos miles de libras esterlinas por año en cambio de un trabajo que les dan hecho empleadillos mal pagados; además, saben defraudar al Tesoro, a despecho de reprimendas reiteradas. En los arsenales, el ascenso no es para los buenos empleados, sino para los protegidos políticos. Antes de perder sus abundantes ingresos, los ministros de la religión predican en contra de sus creencias; los obispos hacen falsos estados de sus prebendas; y, para que se les elija como ayudantes en los colegios, los sacerdotes de buena composición se declaran pobres, pios y sabios. Desde el inspector particular, que ante un abuso se deja tapar los ojos por el contratista con ayuda de un