APUNTES 207 Otro de los vicios de la administración es su falta de elasticidad. Distinta en esto de los establecimientos privados, que no tardan en componérselas para hacer frente a las circunstancias; distinta del tendero, que encuentra la manera de satisfacer la petición más inesperada; distinta de la compañía de ferrocarriles, que dobla sus trenes para acomodarse a una afluencia momentánea de viajeros, la máquina oficial, sin tener en cuenta que las circunstancias siempre están va.
riando, se arrastra constantemente con su pesadez habitual en el círculo trazado y consagrado.
DE Por su naturaleza misma, no basta sino para el curso ordinario de los asuntos; no puede contarse con ella para una necesidad súbita e inaplazable.
Imposible dar un paso por la calle sin que el contraste surja ante úno. Estamos en verano? Se verán los carruajes de riego dar su vuelta sin ocuparse del tiempo y de lo que exige, hoy regando calles ya penetradas por la lluvia, mañana distribuyendo sus hilos de agua de igual modo sobre un suelo cubierto de polvo. Estamos en invierno? No se verá variar el número de barrenderos ni su actividad: la cantidad de lodo nada influye en esto; y, si cae una avalancha de nieve, las calles populosas permanecerán una semana en tal estado, sin que se haga un esfuerzo para ponerse al nivel de las circunstancias. todo esto hasta en el corazón de Londres. Durante las últimas nevadas, sin ir más lejos, tuvimos a la vista, como una antitesis real, los efectos de los dos métodos de administración, en los ómnibus y en los coches de alquiler. Los ómnibus, no sometidos a una tarifa legal, tomaton caballos de refuerzo y aumentaron el precio de los trayectos. Pero los coches, que tienen una tarifa establecida por Acta del Parlamento (un Acta que, con la previsión natural de las