206 APUNTES La oficina de salubridad manda dibujar, bajo su propia dirección, un nuevo plano de cada ciudad, lo que ocasiona un gasto tan inútil, según Stephenson, que salta a la vista del primer aprendiz de ingeniero.
Los establecimientos oficiales no tienen por qué contar con los motivos que hacen la economía indispensable en un establecimiento privado.
Los comerciantes y las asociaciones comerciales no obtienen buenos resultados sino vendiendo a bajos precios. El que no responde a esta condición pronto es suplantado por los que la satisfacen.
Nadie puede cargar al público con los efectos de su prodigalidad; y por eso no cae nadie en ella. Cuando se necesita sacar provecho de un trabajo, no puede consagrarse el 48 por 100 del gasto total a los gastos de administración, como sucede en las obras públicas de la India; y las compañías de los ferrocarriles indios, que conocen esta verdad, se las componen para no consagrar a su administración general más de un por 100 de los gastos totales.
Nunca un tendero dejará pasar en sus libros de cuentas un item comparable a esos millones de libras esterlinas anuales que el Parlamento arranca al Tesoro para gastos imprevistos.
Visítese una fábrica, y se verá que allí el empleo de cada sueldo está regulado como por un espíritu en el cual siempre está presente una cruel alternativa: o economía o ruina, Recórrase uno de los arsenales ingleses, y, a cada observación que a úno le sugieran las huellas visibles de despilfarros, obtendrá por respuesta la conocida frase del calo. Mi tío es quien pagar (1. 1) Esta frase tiene en inglés el mismo sentido que la nuestra «El pueblo paga. obiti