202 APUNTES dades sabias o los prospectos de librería; y en cada una de estas publicaciones tomada en sí misma, como en las cosas que describe, se verán otros tantos proyectos engendrados por la actividad humana, gracias a un deseo natural en el hombre.
En virtud del deseo nacen todos los establecimientos, los más gigantescos lo mismo que los más pequeños, los más complicados como los más sencillos, tengan por objeto la defensa de todo el país o la de sus más pequeñas partes, la distribución cotidiana de la correspondencia o la selección de los pequeños pedazos de carbón acarreados por el Támesis; establecimientos para todos los fines posibles, desde la predicación del cristianismo hasta la protección de los animales contra los malos tratos; desde la panadería para proveer a toda la nación hasta el establecimiento que vende las migajas para los pajarillos enjaulados.
Por consiguiente, si los deseos acumulados de los individuos son el motor que pone en juego todo mecanismo social, la cuestión debe establecerse diciendo. Cuál es el género de mecanismo más económico. Tenemos, pues, que buscar el instrumento más eficaz, el instrumento que menos cueste y que desperdicie menos fuerza motriz, el instrumento menos expuesto a estropearse y el más fácil de reparar cuando se estropee.
Ahora bien, entre las dos clases de mecanismo social, el espontáneo y el administrativo, acuál es preferible?
El modo mismo de plantearse la cuestión lo dice bastante: el mecanismo mejor es el que contenga menos elementos. El provervio «Si quieres trabajo bien hecho, haz ese trabajo. no es menos bueno en política que en la vida privada. La historia del pro