180 APUNTES vioso y el organismo entero, recordándole a cada momento que había cumplido ese cuerpo los 50, los 60, los 70 años, y se producía el milagro de la perdurable juventud.
En contraposición a este caso que despertó tanta curiosidad en el mundo científico, imaginense lo que le sucede a los padres que soportan la continua mortificación de que los hijos con cualquier pretexto, a veces harto pueril, por cierto, les recuerden que ya no tienen 20 años, aulini. Ten cuidado, mamá, que tú no estás en edad de subir esa escalera. Quién sabe, a tu edad, si no te hace mal comer eso. Míra, mamá, que una persona de tu edad puede sentir demasiado los efectos del sol.
En nombre de todos los padres sometidos al tormento que describo, pídoles a los hijos un poco de más piadosa reflexión sobre el alcance de sus cuidados, porque hay algunos que matan, y aquellos a que me refiero son precisamente de ese género.
Incluyamos entre estas faltas de consideración y de afección consciente tontería de llamar ancianos a personas que no han pasado de los 60 años, y la no menor de clasificarlos entre los seres inútiles, que deben conformarse con la pasividad en espera de la muerte.