172 APUNTES al público lo que no necesita, lo que no está en condiciones de pagar. Por eso, cuando hay una balanza comercial desfavorable en un determinado año, al siguiente las importaciones buscan, como las aguas, su propio nivel. Pero si se le da beligerancia a los controlistas, todo se echa a perder y el problema se agrava. Pero, señor Soley Güell argüimos. quiere decir que totalmente estaremos arruinados cuando ya el mal no tenga remedio. No es coartando la libertad individual como se remedia el mal, porque más bien se acentúa. Ahora se quejan, por ejemplo, de esas excesivas importaciones, pero nadie se fija en que los impuestos cobrados por el fisco son siempre crecidos, que no se invierten en obras reproductivas, sino que se sigue en la cadena sin fin de realizar obras y más obras en un errado afán de progreso material, en tanto se aniquila la iniciativa privada que mantiene sobre sus hombros todo el peso del tren administrativo. Son esos gastos del erario los que deben disminuir si se quiere prevenir el mal que tan alarmados los trae. Perdone, don Tomás, insistimos, pero si el Gobierno para sus trabajos y despide trabajadores, se crea automáticamente el problema de la desocupación por ondas sucesivas, de modo que los trabajadores «parados» del Gobierno a su vez, al dejar de consumir como antes, afectan a las industrias de la alimentación, del vestido y de la vivienda, que a su turno se ven privadas de trabajo porque la demanda de los artículos que fabrican ha disminuido considerablemente. todo ello sería como una cadena sin fin.
Don Tomás nos explica entonces, con paciencia benedictina, mientras nosotros abrimos las cerradas entendederas para oír los argumentos de nuestro inteligente interlocutor: