APUNTES 161 No más sabios. Desde que empezaron los rojos tiempos del «Terror de los Pacificadores, el doctor Francisco José de Caldas fue señalado por los tribunales realistas como «reo de alta traición. y si lo procesó el consejo permanente de guerra fue por mera fórmula, pues su muerte ya era cosa convenida.
t2 No tuvo el sabio mártir más defensor que un militarcillo, analfabeto y malintencionado, del batallón «Tambo. llamado Braulio Molino, que se limitó a decir, después de balbuceos y faramallas: 01 «Recomiendo a mi defendido a la proverbial benevolencia del honorable consejo de guerra. Lo que equivalía a encomendarle el alma al diablo.
Cuando traían prisionero a Caldas, para ser fusilado en Bogotá, llegaron él y su escolta a la noble e histórica ciudad de La Mesa, y de allí le dirigió aquél una humilde carta a Enrile. pintando sus labores, sus servicios a la ciencia, su anhelo por la prosperidad del virreinato y lo provechoso que sería se le diera tiempo para terminar sus trabajos. Ni para qué decir lo inútil de la súplica del sabio patriota.
Enrile abrió la carta de Caldas en presencia de su brazo derecho, el sombrío Villabrille; una vez que terminó la lectura, le alargó la carta a