APUNTES 133 pero nos creemos siempre llamados a violentarlas por su bien material, sin ver que el éxito no es más cierto en un sentido que en otro. Después de innumerables fracasos, parecemos incorregibles acerca de este punto.
Cójase un periódico del día: el artículo de fondo se irá probablemente en relatar las corrupciones, el descuido o el desorden de cualquier administración del Estado. Dése un vistazo a la columna siguiente, y se verá indudablemente una proposición más para extender las atribuciones del Estado. Tratábase ayer de toda una campaña contra la ineptitud del ministro de las colonias; hoy se ridiculizan las torpezas del Almirantazgo; mañana, el periódico hará esta pregunta. No es menester aumentar el número de ins.
pectores de las minas de hulla. Un día son quejas sobre la ineficacia de la oficina de salubridad; y al siguiente reclamase a grandes voces una reglamentación más estrecha para los ferrocarriles.
En nuestros oídos repercuten aún las denuncias que se nos comunican contra los abusos de la cancillería; nuestras mejillas todavía están rojas de indignación, a causa de haber leído un buen artículo contra las iniquidades de los tribunales eclesiásticos: y hé aquí que se nos insinúa que sería necesario crear un «sacerdocio de la ciencia. Aquí, leemos una requisitoria vehementísima contra la policía, que estúpidamente deja