86 APUNTES corbata no tenía, porque no puede tenerse de todo. pesar de su astrosa indumenta, el diminuto adolescente andaba por las calles como por país conquistado, y se le daba una higa de las son.
risas que a su paso arrancaban el irisado terno que lo envolvía, los ventilados botines y el sombrero de paja que servía de techo a su rubia y rebultada pelambrera.
so El rapaz llegó al atrio de la catedral, y al primer caballero a quien le notó una fisonomía bondadosa, le preguntó desenfadadamente, con el acento dejativo de la montaña, mostrándole el sobrescrito de una carta. Oiga usted, señor: me hace el favor de decirme en dónde vive este caballero?
El otro, que era un hombre robusto, de barba cerrada, leyó sonriendo. Señor Don Ricardo Carrasquilla Bogotár. Ah. exclamó es una carta para Ricardo Carrasquilla. Sí, señor contestó el rubio y desenfadado rapaz. Es una carta de recomendación que me dió el doctor Baltasar Botero Uribe. Usted. cómo se llama. preguntó el caballero.