80 APUNTES Vea, mi padre, es absolutamente imposible trabajar oyendo ese continuo repique de campanas. Entonces no trabaje, general le contestó el bueno del tonsurado, que era bastante guasón y se sentía en terreno firme. Es que tengo que trabajar, mi padre. nosotros tenemos que repicar, mi general. Pero mi padre. Pero mi general.
Nada, que el diálogo iba convirtiéndose en un círculo vicioso hasta que el general Aldana, viéndose vencido, le suplicó al marrajo cogulla. Mi padre, yo le ruego que la comunidad se conforme con el toque de maitines y que me dejen en paz a las nueve de la mañana, a las doce del día y a las tres de la tarde. Su reverencia sabe que aquí están todas las oficinas de la gobernación y que el ruido nos impide trabajar. Todo eso es cierto, mi general. repuso el fraile. pero usted debe recordar una cosa. Cuál, mi padre. Que este edificio lo hicimos los franciscanos para convento y no para gobernación.
El de Diciembre. Quienes nacimos en la venerable ciudad de Santa Fe de Antioquia, cuyo cuarto centenario se celebrará dentro de poco,