78 APUNTES tiempo que se fué y un pedazo de tiempo que ha llegado. Pasaba un indio por la calle fría, solitaria y oscura, rasgueando las cuerdas de su tiplecito y clamando así, repetidas veces. Ah. maldito corazón!
Afirma el doctor Melguizo, con eufemismo delicado, que el indio, en vez de «maldito. le aplicaba al corazón una frase que el uso ha querido convertir en sustantivo y adjetivo. Sentía mal nacido, hijo sin madre, su propio corazón. escribe.
Pasaron años, y una noche de Año Nuevo se encontraron en un restaurante de París el doctor Melguizo, que regresaba de Rusia; el doctor José Macía, que regresaba del Japón, y don Mi.
guel Gutiérrez, un gentilhombre de Manizales, que vive en París hace mucho tiempo.
Por ser Año Nuevo, Melguizo recordó el episodio del indio del «maldito corazón. se lo contó a sus compañeros, y Miguel Gutiérrez que tiene el alma abierta a toda idea de arte y a toda no.
bleza, improvisó unos sentidos versos, que el doctor Macía copió, los trajo a Bogotá y se los entregó a Alejandro Wills. Son estos los versos que, con música del popularísimo trovador, hemos oído conmovidos: La india se largó con otro, y él, al verse sin compaña, quemó el rancho, silbó el perro, y se echó el tiple a la espalda.