70 APUNTES Radiodifusión a quienes he logrado entrevistar.
Todos, unánimemente, deploran esta humillante situación.
El envilecimiento del creador, del descubridor, del inventor, del creador de imágenes y fábulas, del animador de palabras e ideas; el envilecimiento del escritor, para decirlo escuetamente, no es un simple asunto corporativo. Si el poeta es postergado, reducido a empleos mezquinos, puesto al nivel de los empleados subalternos, el mundo entero ha de resentirlo. Si, privado de sus vehículos y de sus armas, y confinado a lamentables oficios, el espíritu deja de velar y de combatir, la multitud de los hombres quedará muy pronto abandonada, sin defensa ante el empuje de los ambiciosos, y la sociedad entera correrá el riesgo de volver a caer en la barbarie primitiva.
El reciente proyecto de Jean Zay nos hace esperar que el Estado procurará en efecto proteger al escritor contra mil iniquidades y, desde luego, contra el editor, cosa a menudo tan urgente. nunca como ahora parece también oportuno pedir que el Estado proteja al escritor contra el propio Estado.
En estos tiempos turbios en que nos debatimos, defender al escritor es defender la causa de la cultura, es decir, la causa del hombre.
Es urgente que los poderes públicos se interesen por resolver este problema. es urgente