APUNTES 69 numerosos ya los escritores que trabajan para estos servicios, y la mayoría de ellos gozan de estimación y de renombre. Se han tenido que someter a múltiples pruebas: han de tener ideas, han de saber exponerlas, han de hacerse oír, han de dedicarse a su obra, esto es, han de dedicarse a escribir. Necesitan ir de un lugar a otro, además, pues la radiodifusión no se hace a domicilio. Y, por último, se les pide un cierto esfuerzo vocal, que requiere aptitudes y una especial preparación. Este complicado trabajo se ve recompensado muy escasamente. tal respecto es doloroso comprobar que los honorarios comunes y corrientes en Francia, país de alta cultura, son muy inferiores a los que perciben por el mismo oficio los escritores de casi todos los países extranjeros. Es verdaderamente doloroso comprobar que estos hombres a quienes se ha exigido tánto y en primer lugar, el sacrificio de dejar su obra en calidad de simple sonidoreciben un mezquino y casi irrisorio salario.
Mejor trato suelen recibir los actores, y aun llegan a alcanzar el éxito de que se repitan sus obras. Pero el escritor pone en su trabajo algo que no es sólo tiempo y aliento: también su propia substancia. Escritor es quien crea, y su obra se halla en la base de todo, y es acreedora, por tanto, a una consideración especial.
Sobre esta grave materia he consultado a todos los miembros del Consejo Superior de la