40 PUN TES Don Marcelino y don Francisco Por GREGORIO MARAÑÓN Un amigo mío me ha hecho el regalo de una carta que don Marcelino Menéndez y Pelayo envió, hace ahora 37 años, a su padre, ilustre escritor también: de los que han perdurado y se han ennoblecido aún por la acción corrosiva del tiempo. La lectura de esta carta me ha producido una profunda impresión; mucho más honda que la que un documento de tan insigne firma había de causar en un español curioso y en un aficionado a los papeles viejos. Esta emoción era de otra categoría: era una emoción histórica, de clave» de muchas cosas que han ocurrido después y que florecen en el momento actual: encrucijada de pasión fecunda de nuestra España. En la misiva, don Marcelino habla de unas elecciones a senador a las que presentaba él su candidatura; enfrente luchaba un profesor de la Institución Libre de Enseñanza. con este motivo hace unos juicios acerbos del jefe del movimiento institucionista; movimiento intelectual, que entonces comenzaba a ser también social: de don Francisco, don Francisco Giner de los Ríos.
Conozco bien la letra menuda de don Marcelino. La letra tiene también sus modas; ésta,